El Poder de las Emociones.
Crecer pensando que las emociones son algo negativo puede llevarnos por caminos muy oscuros. Puede que llegues a creer que eres “demasiado sensible” y que nadie te querrá porque te consideran dramática. Tal vez comiences a amar sin límites, permitiendo que otros te lastimen solo para sentirte aceptada. Incluso podrías rechazarte a ti misma basándote únicamente en la opinión de los demás.
Llorar, por ejemplo, a menudo se percibe como una vergüenza. Nos enseñan que mostrar vulnerabilidad no está bien, que debemos ocultarla porque “no es permitido” en esta sociedad. Pero ¿te has preguntado cuánto de esto viene de nuestra infancia? ¿Cuánto influyó la manera en que nuestros padres nos enseñaron —o no nos enseñaron— a gestionar nuestras emociones?
Desde pequeños, se nos dice que la tristeza o la rabia son “malas”. Pero, ¿qué sucede si nunca nos explicaron qué significan esas emociones? Tal vez, por esa falta de comprensión, hemos crecido siendo duros con nosotros mismos… y, en ocasiones, también con nuestros hijos.
A veces olvidamos lo hermoso que puede ser sentir. Mirar hacia atrás y reconocer que todo aquello que pensamos que nos destruiría, en realidad nos hizo más fuertes. Cada lágrima, cada momento de dolor, nos enseñó algo y nos llevó al lugar en el que estamos hoy.
Sentir no está mal. Aunque en el momento parezca insoportable, aunque sientas que nada mejora, recuerda esto: todo tiene un tiempo, y no puedes apresurarlo. Respira. Confía en que, eventualmente, todo estará bien. Te lo prometo.
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